Antropologia Urbana

Licenciatura en Antropologia - Facultad de Humanidades
Universidad Nacional de Salta

Audios Soundcloud de Traficantes de sueños

En esta entrada compartimos algunos audios del soundcloud de Traficantes de Sueños. También les dejamos la dirección web de esta interesante editorial/librería http://www.traficantes.net/


Conferencia "Los mercados tradicionales: entre el declive y la gentrificación"








Jornadas. Gentrificación: la lucha de clases en la ciudad. 2ª Sesión


Tejido social y expresión cultural: una década de festivales de barrio


Jornadas. Gentrificación: La Lucha de clases en la ciudad


Presentación del libro "Estudio sobre la pobreza. El cruce de saberes y de prácticas"







Música y ciudad - Buenos Aires sólo es piedra - Alas




"Alas fue un grupo argentino de rock progresivo. En su efímera existencia se caracterizó por un estilo que fusionaba rock con influencias del tango y el jazz.
(...)
A mediados de 1976 apareció su álbum debut, Alas, que contenía solo dos extensas composiciones, Buenos Aires solo es piedra y La Muerte contó el dinero, divididas en dos sub-temas. En el primero predominaba una sensibilidad tanguera, mientras que el segundo estaba basado en un ritmo de vidala. Moretto, sin embargo, reconocía que el uso del elemento folklórico estaba condicionado por el entorno urbano: "Como ninguno de nosotros vive en el campo, lo más lógico era buscar en el folklore de la ciudad en que vivimos. Quisimos producir una música que fuera reconocible como perteneciente a Buenos Aires."
(Extrato de Wikipedia) 

"Luz" - Documental sobre Bairro da Luz


LUZ | subtitulado en castellano from Left Hand Rotation on Vimeo.

Extraído de Naranjas de Hiroshima 

Titulo original: Luz
Dirección, guión: Left Hand Rotation, Proyecto Memoria Interditada, Plataforma Museo de los Desplazados.

Producción: Pensart (Mediacion Cultural), Instituto Cervantes, Matilha Cultural.

Licencia: Creative Commons 3.0.

País de producción: Brasil.

Idioma: Portugues (Brasileño) con subtítulos en castellano.

Año: 2012



Duración: 24 min.





El centro de São Paulo es un foco de resistencia política.


Bairro da Luz, estigmatizado como "cracolandia" por el poder público, resiste a un intento de gentrificación en tentativa desde los años 70. El último capítulo en la historia de la política urbana del centro histórico de São Paulo, la última estrategia, es el exterminio. Bajo el nombre de Proyecto Nova Luz, más del 30% del barrio amenaza con ser desapropiado y demolido como parte de un plan para transformar la zona y expulsar a sus actuales moradores, aquellos que luchan hoy por afirmar la existencia de ese territorio y de su cultura.

Contado a través de los testimonios de tres personas implicadas en su resistencia, este documental pretende dar voz a los que luchan por el derecho a la ciudad.

Paula Ribas es periodista, fotógrafa y fundadora de la asociación Amoaluz, creada para defender los derechos de los habitantes del Bairro da Santa Ifigênia e Luz. Forma parte del Consejo Gestor de las ZEIS de Santa Ifigênia y Luz

Simone Gatti es arquitecta y urbanista doctorada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo. Investigadora que tiene como foco de estudio la gentrificación en centros urbanos, colabora desde el inicio con la asociación Amoaluz.

Raquel Rolnik es urbanista, profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo y relatora especial de la ONU para el Derecho a la Vivienda.

El proyecto Nova Luz no aborda tampoco el problema de los dependientes químicos en la zona, situación a la que se ha llegado tras años de abandono del barrio por parte del ayuntamiento.  Más por el contrario, se demoniza la zona mediante la etiqueta oficial de Crackolandia, vendiendo una imagen a los medios de comunicación que esperan justifique el proyecto de arrasamiento en el barrio.

Tiene además el barrio una característica muy específica y es que contiene dentro de sus límites una “Zona de Especial Interés Social” (ZEIS 3),  zonas protegidas en centros urbanos de forma que cualquier intervención urbanística debe asegurar un determinado porcentaje de construcción de viviendas  destinadas a la población de más bajos ingresos.  Un consejo gestor para estas zonas debería haber aprobado las directrices del Proyecto Nova Luz para las ZEIS del barrio de Luz.

Ante esta nueva amenaza de gentrificación, ante este nuevo intento de arrancar la ciudad a sus habitantes para entregarla al interés privado, una vez más el barrio responde y resiste desde las distintas asociaciones de comerciantes y vecinos de la zona, articulándose con los movimientos sociales que en el barrio operan , y sobre todo desde la afirmación de que la gentrificación no es un proceso inevitable, de que su impacto puede ser evitado mediante mecanismos de inclusión que aseguren la permanencia de los más vulnerables.

A día de hoy sus conquistas arrojan luz sobre las luchas por la resistencia de tantas comunidades enfrentadas a procesos financieros y globales que, como éste, tienen muchas veces su origen en la gestión de la ciudad como una empresa. Los megaeventos que acogerá Brasil en los próximos años, tales como Olimpiadas 2016 y el Mundial de Futbol 2014, son el escaparate y la excusa perfecta para vender la ciudad a la iniciativa privada, cuyos intereses fagocitan los derechos de sus habitantes.


La ciudad en el cine: Daguerréotypes - Agnes Varda .1975




Extraído de Naranjas de Hiroshima 

Dirección: Agnès Varda
Sonido : Antoine Bonfanti, Jean-François Auger
Intervienen: Los habitantes y los comerciantes de la calle Daguerre.
Producción : Ciné-Tamaris
Año: 1975
País de producción: Francia 
Duración: 75 min.

Agnès Varda rueda la calle Daguerre, en París, en el 14 distrito. Rueda a los comerciantes, el carnicero, la panadera, el tendero de ultramarinos o el peluquero. Rueda a sus vecinos. Trasciende la vida apacible del francés medio. Mira lo que se ve cada día. Hace un homenaje a lo cotidiano y sin artilugios es lo más bello.

Hacia 1973, Eckart Stein, de la ZDF, me había propuesto darme "carta blanca" para su programa más o menos marginal…..La oportunidad de comenzar el film me la dio un mago que pegó un afiche en el café de la esquina: anunciaba en él un espectáculo para el sábado siguiente. Yo agité en dirección de Mainz mi carta blanca, y ésta se convirtió en un cheque. Reunimos nuestras reservas, la INA completó lo que faltaba. Así nació Daguerréotypes, un film sobre los pequeños comerciantes de mi manzana en la punta de la calle Daguerre, del lado de la Avenida Maine, reunidos por Mr. Mystag para un espectáculo en el café (sin aumento del precio de las consumiciones).Luego de cuatro años de inactividad (por diversas razones, entre ellas el nacimiento de Mathieu), volver a tomar contacto con el cine por medio de un documental era lo mejor que me podía pasar, aún más teniendo como tema a mis vecinos, esos que dejan sus puertas abiertas. Era como si fuera a hacer las compras en "mis" comercios habituales, pero con una cámara llevada por Nurith Aviv, cuyas imágenes ya había advertido yo en un extraño film llamado Erica Minor. Rodamos con un equipo muy pequeño. Y digo bien, pequeño. Ni Nurith, ni Christote que hacía la dirección de producción y la secretaría del rodaje, ni yo, pasamos del metro cincuenta y cuatro. Ibamos y veníamos, como tres pequeños ratoncitos que se esconden detrás de la caja de una tienda, o en un rincón entre dos paquetes. El grupo electrógeno, comúnmente grande, se eclipsaba luego de dar luz y el ingeniero de sonido se ocultaba también, dejando como único rastro su percha con el micrófono. Es decir que los negocios quedaban limpios, y los clientes podían comportarse normalmente. Nurith, con un sentido extraordinario de los movimientos orgánicos, pasaba de un gesto a un rostro, luego a un objeto, o al conjunto. Yo cada tanto le murmuraba algo al oído, pero ella se daba cuenta de lo que quería filmar.Resulta que de pronto un tipo entra en la mercería para comprar dos botones de camisa a veinte centavos, paga y sale de nuevo sin sonreir… y sin echar una sola mirada a la cámara.Esa compra de dos botones era la prueba de que nuestro método servía: discreción, inmovilidad, escucha. Yo había agregado al reportaje algunas preguntas como: ¿Cuáles son sus sueños?, o ¿Dónde se conocieron?, ya que todos los comerciantes trabajaban en parejas. El inmovilismo de ese mini-barrio tomó la forma de fotografías filmadas. Ellos mismos se convierten, al posar hacia el final del film, en retratos fijados en el tiempo, pero algunos cabellos se mueven, se esboza un gesto, ¡respiran! Son daguerrotipos vibrantes. El montaje era difícil, apasionante y largo. Sólo un poco más tarde comprendí por qué mis vecinos me habían fascinado tanto. Ocurrió que mientras los filmaba no me hallaba muy lejos de ese bebé que tanto me costaba cuidar y al que no quería abandonar.Lo que había hecho las veces de organización se revelaba de pronto como otra cosa distinta. (..) Mis vecinos me intrigaban desde hacía mucho por cierto, y ese documental me parecía necesario. Pero el film no era solamente la gente de la calle, era también lo que pasaba en mi interior.No creo en la inspiración que viene de afuera, si no viene también del cuerpo y de una experiencia inmediata a veces desprovista de ideas. Eso es lo que yo llamé "documental subjetivo" a partir de L'Opera-Mouffe.Me parece que cuanto más me motiva lo que filmo, más lo hago con algo que se parece a la objetividad. Partimos de lo que sentimos y atravesamos lo real para comunicarnos.Nadie es cineasta en su barrio, o Filmografía de mis vecinos .Mi querida vecina italiana, Adelgisa A., cuya ventana, en planta baja, daba sobre nuestro patio (cuando niña, Rosalie saltaba por el balcón e iba a probar sus pasteles) apareció en el pasillo de la cartomante de Cléo, entre los clientes que esperan.Mis viejos panaderos de los años setenta, el señor y la señora C., fueron una de las parejas de comerciantes de Daguerréotypes. (...) Dado que mis ferreteros, peluqueros, almaceneros, y otros vendedores minoristas habían participado en el rodaje de Daguerréotypes, era natural que les pasara el film en función privada antes del estreno. Aproveché el 14 de julio (1976), día en el que se puede invadir la calle, con motivo de un baile, por ejemplo. Esta vez fue con motivo de un film. Invité de palabra a toda la gente del barrio para que vinieran con sus sillas.Habíamos extendido una pantalla alquilada en el fondo de la calle que es nuestro patio. Vinieron con sus sillas y sus cochecitos rebosantes de bebés. El portón estaba abierto, los espectadores desbordaban sobre la vereda y un poco sobre la calzada, protegidos por un coche atravesado. Algunos jóvenes se sentaron incluso sobre el reborde del techo del primer piso, con los pies balanceándose como en Grecia en verano. Proyección. Al igual que con los pescadores de La Pointe Courte, vi claramente que para mis vecinos el film no era otra cosa que una serie de fotos animadas sobre la pantalla, que comentaban en voz alta: "Viste el perro de Napoléon, oh... Gilbert... Qué feo peinado..." etc. En concordancia con su comportamiento en la tienda, la dulce y amnésica señora Chardon Bleu se levantó durante la proyección y quiso salir. La sombra de su cabeza describió algunas idas y venidas sobre la pantalla, y el señor Chardon Bleu la hizo sentarse del mismo modo en que la hacía volver cada tarde cuando se iba. Luego se quedó tranquila.Risas estallaban todo el tiempo. Risas de timidez de los que se descubrían en la pantalla, risas de burla amable. Risas porque el señor Mystag transformaba el agua en vino. Y hubo precisamente una vuelta de vino blanco luego de la proyección, entre ruido de sillas arrastradas o plegadas. Aun con aspecto de estar contentos, ninguno de los espectadores de ese 14 de julio me habló de las imágenes, del montaje o del comentario de mi film, ni de lo que habían sentido.Sólo la señora panadera me pidió verlo de nuevo. La llevé en coche a un cine-club en el 17° Distrito, donde tenía lugar una función preliminar. A pesar de la presencia de Simone Signoret, a la que adoraba, y de la de Chris Marker, al que ignoraba, mi panadera formuló juiciosas preguntas durante el debate y durante la vuelta en coche. Ella es la única, entre mis vecinos y vecinas, que me habló de mis películas entre 1951 y 1976.Hubo un solo cambio –sólo uno– entre el antes y el después de Daguerréotypes. Habían comprendido que el cine es un auténtico trabajo. Habían visto a Nurith llevar la cámara de 16mm sobre sus espaldas, nos habían visto comenzar muy temprano con la iluminación de los locales... Antes, me tomaban por una artista algo mistificadora e inconformista. Después, me había convertido en una trabajadora.

[Fragmento de Varda par Agnès, Éditions Cahiers du Cinéma, Paris, 1994, pp.142-145. Traducción: Fernando La Valle.]
 

Italo Calvino - Las ciudades invisibles: EUSAPIA


LAS CIUDADES Y LOS MUERTOS. 3
No hay ciudad más propensa que Eusapia a gozar de la vida y a huir de los afanes. Y para que el salto de la vida a la muerte sea menos brusco, los habitantes han construido una copia idéntica de su ciudad bajo tierra. Esos cadáveres, desecados de manera que no quede sino el esqueleto revestido de piel amarilla, son llevados allá abajo para seguir con las ocupaciones de antes. De éstas, son los momentos despreocupados los que gozan de preferencia: los más de ellos se instalan en torno a mesas puestas, o en actitudes de danza o con el gesto de tocar la trompeta.
Sin embargo, todos los comercios y oficios de la Eusapia de los vivos funcionan bajo tierra, o por lo menos aquellos que los vivos han desempeñado con mas satisfacción que fastidio: el relojero, en medio de todos los relojes detenidos de su tienda, arrima una oreja apergaminada a un péndulo desajustado; un barbero jabona con la brocha seca el hueso del pómulo de un actor mientras éste repasa su papel clavando en el texto las órbitas vacías; una muchacha de calavera risueña ordena una osamenta de vaquillona.
Claro, son muchos los vivos que piden para después de muertos un destino diferente del que ya les tocó: la necrópolis esta atestada de cazadores de leones, mezzosopranos, banqueros, violinistas, duquesas, mantenidas, generales, más de cuantos contó nunca ciudad viviente.
La obligación de acompañar abajo a los muertos y de acomodarlos en el lugar deseado ha sido confiada a una cofradía de encapuchados. Ningún otro tiene acceso a Eusapia de los muertos y todo lo que se sabe de abajo se sabe por ellos.
Dicen que la misma cofradía existe entre los muertos y que no deja de darles una mano; los encapuchados después de muertos seguirán en el mismo oficio aun en la otra Eusapia; se da a entender que algunos de ellos ya están muertos y siguen andando arriba y abajo. Desde luego, la autoridad de esta congregación en la Eusapia de los vivos está muy extendida.
Dicen que cada vez que descienden encuentran algo cambiado en la Eusapia de abajo; los muertos introducen innovaciones en su ciudad; no muchas, pero sí fruto de reflexión ponderada, no de caprichos pasajeros. De un año a otro, dicen, la Eusapia de los muertos es irreconocible. Y los vivos, para no ser menos, todo lo que los encapuchados cuentan de las novedades de los muertos también quieren hacerlo.
Así la Eusapia de los vivos se ha puesto a copiar su copia subterránea. Dicen que esto no ocurre sólo ahora: en realidad habrían sido los muertos quienes construyeron la Eusapia de arriba a semejanza de su ciudad. Dicen que en las dos ciudades gemelas no hay ya modo de saber cuáles son los vivos y cuáles los muertos.


Michel de Certeau - Relatos de Espacio